DIALOGO

 


P: Hay días que no puedo más, que creo haber fracasado, que mi práctica no funciona, que el deseo del mundo me posee con más fuerza que antes de comenzarla..

R: Espera un momento, permíteme interrumpir. ¿Quién es ese que no puede más, que se atribuye ser el hacedor de esa "práctica" e incluso de calificarla de exitosa o fracasada? Dices que todo eso ocurre algunos días pero en realidad lo que estás diciendo es que se trata de algo mutable, cambiante, sujeto por tanto a las vicisitudes de lo cotidiano, de lo manifestado. Sin embargo tú práctica la encaminaste en pos de lo Eterno, lo Inmutable, hacia aquello que sentías te faltaba porque precisamente el mundo, y ahí entra " el deseo..", no podía cubrirlo ¿Es correcto?

P: Si, así es, pero...

R: Ese "pero" es más de lo mismo de lo cual te quejas. Te sigues atribuyendo una entidad que no te corresponde, que te limita, encoge, empequeñece, como si todo el mar cupiese en un pequeño dedal. La práctica no consiste en quejarse o discriminar la valía de la misma según el día de que de trate, sino que, más bien, es un darse cuenta, una vigilancia sobre todo aquello que precisamente tratas de abandonar, es intentar descubrir la falsedad de lo que considerabas cierto, de la ilusión tras el velo que ella misma corrió sobre tu Ser, opacando el oro y haciéndolo ver como plomo.

Nada hay en ello que puedas utilizar porque nadie hay que pueda utilizarlo. Cada mañana al despertar durante unos segundos estás en perfecta pureza, sin más, no hay pensamientos, quejas, fracasos o éxitos sino solamente la Pura Presencia de Ser. El Sol no discute sus llamas, la hierba crece sin pensar en las operaciones secretas y maravillosas que obran el milagro. Y tu ¿Crees saber más que ambos?

Esa es la locura que ciega al Cíclope, que desata la furia de los dioses, que transmuta el oro en plomo haciéndole perder en apariencia todo su brillo.

Abandona eso centrándote en Eso.

P: ¿Qué quieres decir?

R: Que dejes de lado todas esas ideas pero que al mismo tiempo te centres en observarlas, contemplarlas como lo que realmente son: una proyección sobre la pantalla de la existencia a la que puedes asistir como mero espectador.

La trampa solo es una: la creencia de ser un hacedor de algo en un mundo de niebla que se desvanece a cada instante, siempre cambiante, ausente de certeza. Nadie en su sano juicio buscaría la llave que perdió al otro lado de la calle bajo el farol del otro extremo de la ciudad porque allí "hay luz".

La luz, lo que ilumina, el que ve, la iluminación, son todos sombras, aspectos descafeinados de la Única Realidad que no conoce de Dos.

Nadie puede verlo, saberlo, conocerlo.

Ello se conoce a Sí mismo.

¿QUIEN SABE?

 


¿Quién sabe algo? La misma pregunta expresa la ignorancia desde donde se formula, puesto que el que sabe carece de pregunta alguna.

"Quién" es el concepto habitual empleado por la Ilusión para seguir manteniendo la ignorancia, trampa esencial y fundamental donde sostener y basar su reinado. Solo se puede gobernar a súbditos, pues sin ellos ¿Quién gobernaría?

Date cuenta que toda pregunta encaminada en esa dirección, emanada desde ese mismo origen, es falsa por pura definición y, más aún, si pretende encontrar una respuesta adaptada a los conceptos empleados en su elaboración. 

La única respuesta posible es "sin respuesta" pues toda llama, por más pequeña, grande, cálida o ardiente que parezca, sigue siendo llama emanada del mismo fuego. Así, todo concepto por más elaborado que sea sigue siendo sólo eso, un concepto más y, por tanto, sujeto al cambio, a la opinión, perecedero.

Lo Único no puede ser definido o encerrado en palabras, solo, a lo sumo, se puede intentar sugerir, a la manera de "....la cosa se parece a...", sin que nadie pueda servírtelo en bandeja de plomo, plata, o de oro, metales todos ellos sujetos a transformación, y atrapados en una jerarquía de supuesto valor que depende, una vez más, de conceptos que deciden su valía.

Sospecha de esas preguntas, deja de buscar respuestas, consulta los textos, diálogos, frases que, en lugar de confirmarlos, refutarlos o comentarlos, los deshacen llevándote al vacío, al borde del acantilado desde la cual dar el salto de Fe que traspasa toda razón, todo discurso, toda mente empeñada en hacerte ver que te despeñarás en el intento.

¿Quién sabe algo? 

En el silencio de la no respuesta lo sabrás.

¿Y QUÉ?

 

¿Y que? ¿Cuál es el problema? Que la vida parezca golpearte sólo puede cobrar fuerza cuando te aferras a esa imagen y desarrollas toda una batería de pensamientos, juicios, oponiones y sus correspondientes emociones en forma de quejas, victimismos y demás artillería pesada de la mente que todo lo intenta controlar.

Porque para que la vida golpee debe haber alguien a quien golpear y, por imposible que te parezca, no eres TU. Cierto es que el entrenamiento basado en un condicionamiento casi constante a partir de los tres años de edad, aproximadamente, te ha hecho creer que era ese ser que se contempla en el espejo y, al mismo tiempo, ha conseguido que olvides todo aquello que SI eres, la única y verdadera Realidad del Ser.

Por eso es difícil y complicado intentar comprender la falsedad de ese sufrir  empleando la misma herramienta creadora del mismo. ¿Comprendes? No puedes apagar fuego con gasolina ni borrar una mancha de tinta con más tinta.

La solución pasa por, mediante un esfuerzo verdaderamente titánico, resistir los embates de los pensamientos y, por un instante, detenerse e investigar usando, de esta forma sí, esa misma mente en lugar de permitir que sea ella quien te use a ti.

Es tremendamente sencillo y la clave de esta verdad radica en que tus pensamientos harán lo imposible por desvirtuarla pues gustan de lo complejo, del esfuerzo, de resaltar tu supuesta "valía personal" sobre la valía de los demás.

Si quieres probar hazlo y si aún no lo sientes así, sigue navegando pero plantéate la posibilidad de que todo esto sea verdad y que el sueño, por más vívido y real que parezca, sigue siendo sólo un sueño que se contempla al despertar.

¿Quieres probar?


LO QUE NO SOY

 


No se lo que soy. Creyendo durante casi toda una vida que este cuerpo y sus pensamientos eran lo que el nombre que me fue dado representaba, sufrí navegando un mar en el que me sentía completamente incómodo, desubicado, fuera de lugar.

La mente, ese interminable flujo de pensamientos, solo intenta perpetuarse a sí misma y en cuanto se le echa la mirada encima, se acobarda y retrocede, aumentando primeramente su fluir letal para, inmediatamente despues, esconderse bajo miriadas de inútiles pensamientos que en ese momento comienzan a verse como lo que son: representaciones de personajes en una obra de infinito teatro.

No se lo que soy, es cierto, pero si se perfectamente lo que NO SOY.

No soy este cuerpo con sus cambios, esos pensamientos con su agotadora forma de intentar perpetuarse, movimiento tras movimiento, variación tras variación, en una procesión interminable de algo que no tuvo origen ni tendrá fin.

No soy todo aquello que se mueve, que cambia, que es perfectamente definible, poerque lo que se puede conceptualizar es un objeto y, por tanto, algo perecedero, finito, cuya existencia efimera desaparecerá mas temprano que tarde.

No soy ni siquiera uno de los átomos que componen el cuerpo, no soy el grano de arena que contiene el Todo, ni un planeta de tamaño infinitesimal comparado con el de la mas pequeña galaxia. No soy todo aquello que puedo conceptualizar, incluidas las ideas que sobre "mi" y los "otros" surgen cada mañana.

No soy ni puedo ser todo aquello que puedo ver y por tanto no soy el que ve ni tampoco el que "ve al que ve" puesto que ambos se sitúan en el mismo oceano infinito, eterno, inamovible, siempre el mismo, donde el mar de la existencia ocurre, sucede, acontece, ES.

 Saber lo que no se es resulta de suma importancia en este caminar oscilante, porque permite ir eliminando las barreras, las murallas artificiales y artificiosas construidas en torno a esos tres añitos, hasta donde todo estaba bien, todo simplemente era, sin mas ni menos.

Saber  lo que no se es permite quitar las capas de la cebolla con lagrimas de felicidad en lugar de sufrimiento, despejar el cielo de nubes, realilzar el santo matrimonio entre Cielo y Tierra, la sagrada Boda donde ambos novios se dan cuenta que jamas fueron otra cosa mas que lo que ES, sin separación alguna.

 Dedica cada dia un momento a darte cuenta de lo que no eres, abandonando ese estraño y ajeno habito de buscar lo que crees ser, la confirmación en todo de la idea previamente concebida sobre lo que eres o "debes ser", todo ello fruto del sueño y de quien gusta de mantenerlo y mantenerte por toda la eternidad.

 Insiste a pesar de viento y marea, de nubes y tormentas.

Persiste a pesar de "ti" .

El fracaso no podrá tener lugar pues el éxito ya está garantizado de antemano.

 Bendiciones.

¿POR QUÉ?

 


¿Por qué pasa todo esto? Te preguntas. Y sea lo que sea "todo esto" la pregunta conlleva una queja fruto del mismo que la formula. Porque..¿Te has parado a pensar quién realiza tal pregunta?

Obcecados con la necesidad de sentirnos queridos, apreciados y valorados, todo lo que acontece en esta manifestación, lo filtramos según ese tamiz basado realmente en la importancia personal. Así creamos justicia e injusticias, alegria y pena, pobreza y riqueza, solidaridad y egoísmo, todo ello en la eterna lucha de contrarios que la mente quiere que se mantenga.

Pero es que la pobreza, la injusticia, la pena y el egoísmo existen, me diras. Así es, te contestaré, existen en el mismo sitio, lugar y entidad que las ve, las marca como diferentes, las proyecta y las establece como medida de comparación para establecer su posición social, personal y vital.

Quien realiza esa pregunta y ve el mundo como algo que le sucede a alguien, se encuentra completamente alejado de la la Realidad y sumergido, por tanto, en la ilusión tejida por Maya con la aguja de la mentira y el hilo de la falsedad.

¿Crees realmente que cada momento que vives es mensurable en términos de bueno o malo? ¿Qué tiene de alegre o triste cada suceso que acontece en el fluir vital si no lo juzgas, piensas o valoras?

La Belleza existe por sí misma, sin necesitar que nadie se lo diga; el mar oscila en sus mareas sin preguntarse por qué o cómo se produce esa oscilación, si está bien, mal, mejor o peor; el espacio, donde todo tiene lugar, se ofrece como pantalla de cine a que ocurra la manifestación sin queja alguna.

Si analizases con honestidad absoluta tu supuesto devenir verías que, justo antes de pensar sobre cada rasgo del mismo, todo está bien, sin mácula, sin roturas, sin nada de lo que, en el preciso momento de juzgarlo mediante cadenas de reiterados pensamientos, surge como un torrente desbocado arrastrando la paz que ya poseías, que ya eras.

Seguramente no lo harás y preferirás demostrar tu conocimiento criticando o juzgando estas palabras, cuando no despreciándolas directamente en base a argumentos aparentemente sólidos.

Da igual, pero date cuenta que quien criticará, juzgará y despreciará con "argumentos de gran solidez" será siempre quien formula la pregunta del principio y que gusta de mantenerte en esa diatriba de la separación, la diferencia, el tú y el otro.

No puedes comprenderlo pensando.

Solo dándote cuenta, sin más.

Ni menos....

DEJA DE BUSCAR

 


Buscar parece ser el anhelo, la tarea imposible e interminable, de quién, en cierto momento, decide atender la llamada que desde sus más recónditas profundidades emerge de manera incontestable.

Pero ¿buscar que?. Emprendemos ese camino sabiendo que algo nos falta, algo que perdimos en cierto momento ya olvidado y que debemos encontrar para ser felices, para recuperar la calma, la paz, la tranquilidad proverbial que de alguna forma sabemos que teníamos y que nos resulta imposible recordar dónde la dejamos.

Nadie sabe qué es Eso que se busca porque se encuentra más allá de la mente que insiste en su falta. Es algo que huye de cualquier definición e intento de encerrarla en palabras. Tal es su grandeza que sería como pretender contener el océano en el dedal.

Así nos pasamos toda una vida saltando de rama en rama como Mono de mal asiento y en ese devenir, que convenimos en denominar espiritual, visitamos muchos mares, habitamos, temporalmente eso sí, muchas ramas pero siempre para acabar en cierto momento volviendo a reanudar la marcha.

Y es que el flujo de pensamientos, que como procesión de orugas se sucede sin detenerse jamás, nos induce a seguir buscando, a no persistir en nada el tiempo suficiente, no vaya a ser que nos demos cuenta de su falacia y la descubramos tal y como realmente es: absolutamente nada.

La clave reside en bucear mares pero quedarse y ahogarse en el único que nos llena los pulmones del anhelo que satisface hasta la última célula de nuestro Ser, con la certeza de haber llegado, de estar, como el hijo pródigo, de vuelta al Hogar.

Eso ocurre a todo aquel que se denomina a sí mismo buscador. Siempre hay un momento especial, un punto de luz inaudita, una verdad inamovible, que nos indica de forma diferente a las ideaciones fantasiosas e insistentes a que estamos acostumbrados, que hemos llegado, aunque realmente sepamos también que jamás partimos.

La clave, repito, es quedarse ahí, puesto que los pensamientos que llamamos mente siempre buscan el cambio, el movimiento, pues son como peces que si no se desplazan morirían asfixiados.

Por eso, busca todo lo que quieras y sientas pero cuando percibas la Calma más allá de cualquier palabra que la pueda expresar, quédate ahí, con toda la fe, con la plena confianza de que ese es tu lugar, no el de aquél o aquélla, el tuyo, pues hay tantos lugares, caminos y posadas como viajeros que los busquen.

Decide dejar de buscar y enfocarte en encontrar y, una vez ahí, agarrate con todas tus fuerzas, con toda tu alma, con todo tu Ser, pues ese será tu verdadero Hogar recuperado.

Abraza la Tradición donde te sientas en casa, elige tu maestro, sea persona física, libro, cántico, da igual, porque solo hay un Único Maestro, el Sadguru, que se manifiesta como la misma e idéntica Agua a través de los grifos que se abren a Ella.

Cuando dejes de buscar tu casa verás que ya te encuentras en tu Hogar.

DIÁLOGO CUARTO


 P: ¿Hay alguien que observa?

R: Realmente no lo hay puesto que tampoco nada hay que observar. Si analizas un poco el flujo de tus pensamientos verás que constituyen un encadenamiento de ideas e imágenes que no tienen entidad propia, aunque nos hayamos empeñado en conceptuarlos bajo la etiqueta de "mente". Si los observas sin tensión verás que TU los percibes, los ves, luego en absoluto puedes ser ellos. 

Nadie hay que observe puesto que eso supondría que toda la maraña de cuerpo, mente, intelecto, siempre cambiante, sería lo que somos pero, realmente, son sólo unos objetos más de los que somos testigos inamovibles.

Eso que atestigua todo lo demás es indefinible y escapa a la comprensión o conceptualización; y por eso podemos afirmar: "nadie observa".

P: ¿Estaría mal volverse un anciano sabio extendiéndolo a: "El universo no tiene sentimientos todas las cosas son para él como perros de paja. El sabio no tiene sentimientos, el pueblo es para él como un perro de paja?

R: Estaría mucho mejor darse cuenta de quién fórmula esas sentencias, quién tiene o no sentimientos y quién osa atribuir esas diferencias entre "el" y "el pueblo". El sabio, entendiendo como tal aquel que ha comprendido la falacia de la existencia dualizada, no necesita decir nada sobre nadie, los sentimientos los reconoce como un peaje propio del cuerpo, de la carne y sangre de que está formado y, por tanto, no le afectan ni le conciernen. Y si en algún momento reacciona a ello, observa la reacción como lo que es, algo ajeno, sin dejarse arrastrar por ella.

Hay la tendencia a creer que aquellos que tú denominas sabios viven en otro mundo donde todo está bien. Y en cierto modo es así, pero la diferencia no reside en vivir ajeno a lo que se manifiesta sino en reconocer esa manifestación como algo extraño a su Ser, algo que está ahí porque hay un cuerpo y unos pensamientos que sí que reaccionan y que, visto eso, seguir presenciando la película de esa manifestación como espectadores privilegiados de la misma.

P: Todo está sucediendo en torno a nuestro SER y yo simplemente observando ¿Es así o me equivoco?

R: Todo es SER, el que observa, lo observado y el hecho mismo de observar. Intenta indagar sobre ello usando tus pensamientos como medio y verás cómo no hallarás respuesta alguna posible, lo cual es un signo de reconocimiento de Aquello que no sucede porque simplemente ES. Así que... ¿Quién se equivoca? Nadie puede hacerlo. 

¿Se equivoca el espacio donde se encuentra la jarra de barro?

En absoluto, ni siquiera puede plantearse tal concepto. Ese espacio estaba, era, antes de que cualquier objeto se manifestase y seguirá siendo, sin cambio, mancha o modificación alguna, tras la desaparición de la jarra.

Eso es incomprensible e inabarcable para el flujo de pensamientos que todo quiere reducirlo a su mínima y, por supuesto, manejable expresión. Por eso se pueden usar esos mismos pensamientos como herramienta, pero no para llegar a un fin concreto, asumible, entendible, sino para encontrar que son completamente inútiles en su estéril esfuerzo de comprensión.

Nadie puede abarcar entre sus brazos una estrella y, de hacerlo, se quemaría. Y en eso consiste básicamente esa indagación, en quemarse a si misma en el intento para que de esas cenizas surja la comprensión final, única, espontánea, directa, total.

Así que simplemente SE y todo lo demás vendrá dado por añadidura.


ANTES...


 

Antes de que este cuerpo fuese concebido Yo ya existía.

Antes de que mis padres decidiesen concebirme Yo ya existía.

Antes de que el pueblo, la ciudad, esta tierra donde aparentemente nací fuesen creados, Yo ya existía.

Antes de que esta galaxia comenzase su giro eterno, Yo ya existía.

Antes de que éste o todos los Universos surgiesen de la nada, Yo ya existía.

Antes que el Creador decidiese crear, Yo ya existía.

Porque siendo Espacio todo se contiene en Mi.

Porque siendo Todo a nada se me puede comparar.

Porque compararme con algo supondría que fui creado como ese algo objeto de comparación.

Todo aquello con lo que se intente definirme, compararme, comprenderme, está sujeto al fracaso.

En lugar de intentar decir qué Soy  procura ver lo que No Soy.

Lo que queda y permanece tras esa decantación de lo que no soy ni puedo ser, lo que permanece, Eso Soy.

No intentes limitarme o encerrarme en definición alguna pues será como pretender apagar el sol de un soplido o verter el mar en un dedal.

Cuando me encuentres, quédate en mi Permanencia sin más.

Pues Esa eres Tú.

JUEGOS

 

Tu casa es una pensión donde las habitaciones están prácticamente llenas de huéspedes que, amable y generosamente, has admitido en ella.

Los hay iracundos, envidiosos, alegres, tristes pero todos comen en la misma mesa el mismo alimento: el que tú les sirves.

La manifestación es una tiene sentido sólo en la medida en que le prestas atención, es decir, en que le das vida. Sin ti, sin tu implicación, el juego de la pensión desaparece, los ocupantes se esfuman tan rápidamente como aparecieron y tú casa queda limpia y libre.

Despierta del sueño y abandona toda idea de casas de huéspedes pues en ese mismo instante comprobarás que la construcción desaparece, cae y se derrumba por falta de alimentos, es decir, de atención e implicación por tu parte.

A partir de ahí, puedes jugar si lo deseas pero siempre sabiendo que, por más grado de realidad que pueda en algunos momentos tener, es sólo un juego donde las piezas se toman en serio mientras dura la partida, o lo que es lo mismo, el sueño.

Juego, jugadores y tablero son una ilusión virtual y efímera que jamás existió, existe ni existirá, por muchos pensamientos que te bombardeen diciendo lo contrario.

A ellos les gusta jugar pues su "existencia" depende del juego, de que TU juegues.

La libertad no conoce de juegos, jugadores, reglas ni tableros.


POLVO

 


Todo es un sueño profundo donde las imágenes vienen y van como motas de polvo que enturbian por un momento el paisaje maravilloso de la Vida.

Limpiar el polvo sólo te mantendrá ocupado en una tarea interminable e infructuosa pues esas motas, por sí solas, acabarán depositándose en el suelo al que pertenecen.

Tu decides si pasas el paño todo el tiempo o, indiferente a la molestia que producen cuando acaban por colarse durante un instante en tus ojos, parpadeas y sigues contemplando su

Hermosa danza.

Vida contemplando Vida.

Unidad observando Multiplicidad.

¿Quién observa?

DEVOCIÓN

 


La Verdad es Una, siempre la misma, inmutable, sin mácula ni modificacion posible. El lenguaje se adapta a cada época y lugar para más fácilmente transmitirla, pero sin distorsión ni cambio.

Sean cuales sean las expresiones utilizadas, su Esencia permanece incólume, sin mancha. Es un rayo dirigido al corazón puro de cada quien, al que Escucha bien dentro y filtra la codificación gramatical en que se reescribió el mismo mensaje.

No se puede entender aquello que se encuentra más allá del lenguaje, usando los pensamientos que intentan disminuirlo, acotarlo, adaptarlo a la idea preconcebida que sostienen y les sostiene.

La decodificación sólo es posible mediante la clave-llave que hoy parece haberse olvidado: la Devoción, ese deseo sincero, profundo, inexplicable, rotundo como el que ahogándose reclama el aire, como el que cayendo lanza los brazos sin pensar en el cómo para alcanzar algún asidero donde sujetarse, como el bebé reclama su alimento sin saber el cómo ni realizar cálculo alguno.

Siente la Devoción profunda, el impulso irrefrenable, inexplicable, firme que te conmueve cuando escuchas o lees la Verdad.

Es una comunicación entre el que te Habla y el que Oye que, en esencia, son el mismo.

Se el grifo por donde discurre el Agua.

Escucha su dulce sonido atravesando tus compuertas.

Recitar las letras del alfabeto puede ser la más grande Oración jamás rezada si se hace con auténtica Devoción.

NADA QUE HACER



¿Qué esperas? Nada tiene que ocurrir para que veas que ya amaneció, nada que hacer para que el sol ilumine tus pupilas, ningún velo que descorrer, ningún óxido que limpiar, ninguna costra que arrancar.

La vida es perfecta como es y todo, absolutamente todo, forma parte de Ella, ES Ella.

Nadie aceptaría como pago una moneda que tuviese un solo lado.

Aceptas alegremente tu luz pero expones tu queja en tu propia oscuridad. Ambas coexisten en generosa simbiosis con el único fin de que veas tú completitud, tú perfección ya existente.

Cuando comprendes que hay una Santa Pereza consistente en saber profundamente que tú nada hiciste jamás, los mundos estallan en alegría y la película de sus órbitas se queda fija en un único fotograma, el de la Realidad inmutable que siempre percibiste pero jamas aceptaste.

Permanecer en Silencio y Quietud es abrazar el Oro filosófico, el Tao inamovible, el Despertar, el Vellocino de Oro, deshacer la tela de Maya, desplegar las alas de la Verdad.

Nada cuesta menos que eso. Nada requiere menos esfuerzo. Nada más difícil que, resistiendo los embates del yo ilusorio, aguantar firme como roca de escándalo.

La Fe se logra teniéndola.

La Verdad se desnuda ante quien ya lo está.

Siendo el Museo ¿Para qué quedarse en solitario cuadro?


ALGO QUE HACER



Si tuvieses algo que hacer lo harías, si algo que pensar lo pensarías, si algo que comer lo comerías.

Si tuvieses algo que recordar... ¿Lo recordarias?

Los filtros se extienden como velos en la danza de la vida mientras tú te dejas atrapar por su promesa de placeres futuros que nunca llegan y dolores a evitar, que jamás evitas.

¿Realmente te ha servido de algo todo eso? 

Confiado en las ocasiones en que parecías obtener un resultado que calificaste de positivo, seguiste enganchándote al remolque del dolor, arrastrándote por emociones sin fin que tan sólo te curaban heridas leves mientras abrían otras más profundas.

Cambiar dolor por dolor es sólo una forma más de autoengaño. Comprender la realidad que te habitas eres, ES, supone descorrer los velos suntuosos del Palacio para ver qué estaba construido de paja que no aguantaría ni el más leve soplido.

Respira a pleno pulmón el aire vivificador ausente de pensamientos que te informen sobre el grado de calidad del mismo miéntras abres los ojos que no ven el mundo pero sí el Alma.

Verás que la película ya acabó aunque sigas en la sala de cine hipnotizado por las imágenes que, a fuerza de verlas y repetirlas una y otra vez tantos años, parecen seguir proyectándose como la apariencia de movimiento que supone la inercia de un vehículo que dejó de circular pero que sigue pareciéndote avanzar.

Quedarse quietos es un paso.

Permanecer en silencio es recorrer un trecho largo.

La quietud y el silencio bien comprendidos es saber que jamás hubo pasos, trechos, camino ni quien los recorriese.

Es difícil abandonar la comodidad y la excitación cabalgando la ola.

Es fácil dejarse llevar cómodamente tumbado en el Gran Mar.

¿Qué prefieres?

Da igual.

Acabarás descansando en ese mismo Mar.

DIÁLOGO TERCERO

 


P: Ya no se qué se puede hacer, es increíble.

R: Nada. Cuando todo es visto como la ilusión que realmente es uno se da cuenta que nada puede hacer ni nada ha hecho. Sólo se puede "hacer que se hace", es decir, actuar según se sienta, según las circunstancias que se presenten, pero sin perder el centro inamovible, sin sumergirse en el maremoto que se despierta a base de pensamientos que intentaron, intentan e intentarán desvirtuar la calma que realmente nos preside y habita.

Del sueño siempre se sale, siempre, aunque parezca pesadilla cuando abres los ojos y lo evalúas mediante filtros mentales siempre erróneos, contaminados, dirigidos a desviarte de tu Hogar.

P:No se, no sé nada.

R: Precisamente cuando nada se sabe, tampoco se sabe qué hacer, y por ello lo mejor, lo único realmente efectivo, es mantenerse en ese puro centro, donde los saberes mundanos no encuentran acomodo porque todo se resuelve sin esfuerzo.

P: Es que ahora no hay esfuerzo que valga, eso sería antes de toda esta locura.

R:Exacto. Tú lo has dicho, no hay esfuerzo que valga, ni lo hubo nunca antes, ni lo habrá, sólo la ilusión de que haciendo según qué cosas algo se produce y obra por nosotros, lo cual es mucho decir a poco que repasemos esfuerzos anteriores. El éxito aparente de un esfuerzo solo es la constatación de que el mismo se acomodó al flujo que la vida desarrollaba en esa situación en particular, nada más... Ni nada menos!

P: Uff ya no se...

R: Cuando no se sabe ¿Qué se puede hacer salvo esperar y observar, aprender desde una visión ampliada el curso de los acontecimientos que realmente discurren como imágenes en una gran pantalla? Hemos perdido la confianza en la aparente inacción. La mente siempre nos empuja a "hacer algo" aunque realmente no sirva de nada.

P: He perdido la confianza total en el ser humano, no valemos para nada, estamos donde estamos por eso, yo incluida que no he hecho nada salvo quejarme.

R: Por supuesto que la hemos perdido, porque esa confianza estaba depositada en una ilusión, en unos personajes a los que les hemos otorgado cualidades que no les correspondían y que son incapaces de ver más allá de su propia nariz, siguiendo el discurso que a cada instante, cada mañana, comienza al abrir los ojos tras el sueño nocturno, reiterado a cada momento, adaptado a cada personaje, siempre el mismo, diferente en grado, intensidad y lenguaje empleado, idéntico en forma, fuente y autor.

Es como esperar que un títere siga actuando cuando el titiritero suelta y echa a un lado los hilos que le movían y cae al suelo del escenario donde se desarrollaba la representación. Es pensar, nunca mejor dicho, que somos autores, fuente y vaso, pluma, tinta y papel, de las ideas que constantemente nos bombardean sobre cualquier situación que se nos presenta, es beber agua del oscuro pozo dejando de probar la que el cielo deja generosamente caer para nuestro verdadero sustento.

FORMA

 


Si tienes una forma adaptaras tus creencias a las características comúnmente aceptadas por todos que la misma posee y desarrolla. Una jarra lo es en todas partes porque posee un aspecto aceptado por la mayoría aunque pueda sufrir modificaciones más o menos acertadas, más o menos bellas, en su diseño que la alejen algo o mucho de esa derinicion global.

En un cuerpo, sea animal o humano, ocurre exactamente lo mismo: cada uno de ellos se diferencia y separa en género, tamaño, altura, grosor y, por supuesto, belleza o fealdad, todas ellas características que toman su valor de los modelos imperantes, socialmente aprobados, en cada época y lugar.

Pero, asimismo, todos ellos comparten los mismos elementos. Las jarras son de barro, de plata, de oro e, independientemente de su forma, si se someten al fuego, la perderán y se convertirán en la primera materia de la que surgieron.

El cuerpo humano comparte lo anterior: es una mezcla de elementos repartidos en mayor o menor proporción, lo cual les diferencia en su aspecto exterior, que ni el interior donde todos, absolutamente todos, son, somos, exactamente iguales. Tenemos los mismos órganos, las mismas células, idéntica sangre, funcionando como un perfecto Todo, organizado con una precisión que somos incapaces de comprender.

Así ¿por qué nos empeñamos en destacar a base de esa forma? Va a ser reducida a cenizas más temprano que tarde: tanto si al término de su tiempo de manifestación arde en una pies funeraria como si es entregado a la tierra donde su pudrirá, desaparecerá su forma, su belleza usada como elemento distintivo, su aspecto para convertirse en la misma materia prima, como en el caso de la jarra.

La separación respecto a la forma cuerpo, que creemos ser es evidente y fácilmente comprobable. Basta con verse por dentro y darse cuenta que las ilusiones, deseos, anhelos, las ganas de hacer cosas, de vivir, son exactamente igual de potentes, de intensas, desde la más tierna infancia, hasta la más avanzada edad. Sólo varía el cuerpo, la herramienta que nos permita llevarlas a cabo como realmente queremos y necesitamos.

Lo que realmente quieres es mantener esa estructura social, personal, que has construido sobre cimientos de papel. Es un esfuerzo destinado al fracaso absoluto como de seguro ya has ido comprobando a lo largo de tu vida porque ese edificio se va a caer sí o sí.

¿Por qué entonces seguir identificándose con algo perecedero y frágil cuando conoces ya lo eterno y fuerte?

Olvida la forma.

Abraza la libertad.



NOMBRE

 

Si tienes un nombre careces de todos los demás puesto que desde el mismo ya estás diferenciado, con sus características, asociaciones más o menos afortunadas, descripciones personales, familiares o laborales, que te etiquetan como producto del supermercado onírico donde se manifiesta la ilusión.

Si tienes un nombre se te llama tal o cual y dejas de ser YO para ser Yo soy....

Si tienes un nombre quizás puedas sumergirte en el torbellino de si es bonito o feo, si te describe o se aleja de ti, es decir, caer en el huracán de las comparaciones que amenazan con hacerte olvidar tú realidad.

Claro que también puedes indagar y preguntarte si realmente respondes a todas esas características y descripciones que constantemente te lanzan al nombrarte, si te definen hasta tu más profunda intimidad, si, en definitiva, ese nombre es TU.

Si las cuestionas algo comenzará a removerse, a descorrer los velos de la ilusión y, si persistes y no te asusta la ausencia de todo, la presencia de nada, lo verás como algo extraño a TI, a ese ti que aceptaste como distinto de los demás "ti" que te rodeaban desde siempre.

Porque se nombra el nombre pero no tu Esencia, eso que eres más allá de etiquetas soñadas que separan, clasifican y, por tanto, alejan del Camino.

Comprende qué son esos nombres, para qué y dónde sirven, y desde ahí te darás cuenta que se refieren sólo al personaje que crees vivir pero que sólo es interpretado en la pantalla de la existencia manifestada.

Sólo hay un Actor, un Océano, un Espacio, un barro primordial desde el que todo se hace para luego disolverse de nuevo en el mismo, como loza más o menos preciosa, según los ojos del resto del ajuar, como joya fundida en el oro del que se moldeó, como vacío donde todo ES.


CIELO Y SUELO

 


El Cielo llora de alegría a raudales cuando se desprende su humedad vivificadora en forma de lluvia. 

El suelo la recibe sin queja alguna, con puro agradecimiento y gozo.

Y ambos siguen existiendo, sin más, en perfecta armonía exhenta de pensamientos que bien saben de su falsedado, pues siguen un patrón de constante cambio mientras ellos, cielo y suelo, se mantienen en permanente y verdadero orden.

Y el ciclo continua eternamente.

El caos no existe en la naturaleza, sólo el perfecto orden jamás alterado. 

Si supiéramos con total seguridad que todo está ya escrito de antemano, filmado, grabado, desde siempre... ¿Qué podríamos hacer salvo vivirlo y saborearlo?

Sólo disfrutar, de lo alto y lo bajo, alegrías y penas, como en una montaña rusa donde se goza tanto de la subida bien arriba como de la posterior e inevitable  bajada bien abajo, pues ambas discurren, ocurren, son, en el mismo rail, jamás cambiante en su esencia férrea, a pesar de las curvas y vaivenes que, al deslizarse sobre él, se experimentan.

Ser suelo permite ser cielo.

Ser cielo permite ser espacio.

Ser espacio permite ser todo.

Disuelve suelo, cielo y espacio.

¿Qué queda?

SEGUNDO DIÁLOGO

 


P: ¿Todo lo que posees te posee?

R: Cierto, así es y ello es posible porque son la misma cosa. ¿Quién posee? ¿Aquel que ni siquiera es capaz de poseerse a sí mismo, conocerse, dominarse? La cosa poseída supuestamente y el asimismo supuesto poseedor, son ambos hijos de la ilusión y mientras ésta se mantenga se obvia la realidad opacada tras ese velo que, sobre el Santuario de la Verdad, se puso y pone a cada instante, con cada pensamiento. Una medusa o una ramita son diferenciadas por la previa etiquetacion que de las mismas de realizó. Pero sin ese categorización, sin la descripción siempre contaminada por creencias, expectativas y deseos varios y vanos, son la misma cosa: formas ambas danzando la misma vida.

P: Son encantadoras.

R: Lo son porque tú las ves así, les das su encanto al percibirlas, el cual es, a su vez, tu propio encanto, porque no hay otro más separado de ti, como tampoco hay medusa, ramita o tu, sino la esencia de donde todo surge, la arcilla desde la cual todo es moldeado, la misma agua emanando dulce o salada, el único espacio donde todo se manifiesta.

P: Es difícil de entender eso..

R: ¿Quién quiere entenderlo? ¿El que te ha llevado de rama en rama, de árbol en árbol, buscando algo que no eres siquiera capaz de expresar o definir? El anillo no entiende del oro del que surge pero ese puro Oro está ahí, sin más y, al fundirse con el calor adecuado, la joya en forma de anillo, pendiente o collar, da igual, desaparecerá para siempre, volverá a su Ser.

P: Es terrible eso que dices.

R: Una vez más te pregunto ¿Para quién es terrible? Si observases unos instantes al que fórmula esa pregunta te darías cuenta que TU eres diferente de quien plantea esas cuestiones y que esas preguntas surgen porque ya sabes las respuestas sólo que, recubiertas de innumerables capas de conceptos e ideas, no las reconoces y ves. Ese que pregunta no resiste la más mínima indagación que sobre el mismo realices. Podrás luego aceptar o no lo que de ahí comprendas (de hecho es el indagado el que hace eso, no tú), pero el poso ya quedará para siempre, la semilla plantada y sólo con seguir simplemente siendo, viviendo, aceptando todo como la más hermosa expresión posible de la vida, la Comprensión emergerá como la más bella flor jamás vista por ojo alguno.

P: Ojalá así sea.

R: Verás, es que no será, porque....  ¡Ya Es! Cuestiona, y aparta cualquier idea de un futuro donde algo se te revelará, de un acto mágico que te proporcionará la comprensión que crees te falta. Ya eres pura magia, ya comprendes, sólo es que lo has olvidado temporalmente y, por lo tanto, desechando el concepto tiempo, lo recordarás.

Para ver lo que tienes en casa no hace falta emprender ningún viaje.

¿QUÉ QUIERES?

 


Nadie sabe lo que quiere y sin embargo nos lanzamos a la búsqueda de ello sin conocer ruta, camino, viandas, y destino.

Hay un impulso universal, eternamente presente, que nos mueve en una dirección determinada que la razón desconoce y que acaba traduciendo a términos más o menos conocidos, propios, filtrando su mensaje a través de la madeja de pensamientos que solo desean mantener el tejido de tela de araña donde seguir teniéndonos atrapados.

Eso que tomamos como impulso en realidad no es tal sino, más bien, un suave calor, una dulce voz que rezuma del Ser a través de cada poro de la piel que lo recubre y envuelve, que lo tamiza y decolora una y otra vez, desvirtuándolo a cada capa con que lo va recubriendo.

Hemos olvidado que somos la Fuente y que reside en nosotros, por eso preferimos la nostalgia del viaje en lugar de la alegría de llegar a destino, por eso la queja y la triste pesadumbre de un recuerdo fugaz que nos empeñamos en buscar en galaxias lejanas cuando dentro de nosotros está el universo entero.

El núcleo está bajo todas ellas, como centro de una cebolla, y para alcanzarlo hay que ir quitándolas una a una, con lágrimas seguramente por el dolor que producirá, ya que son indistinguibles de la propia piel, pero con la seguridad de que tras ellas encontraremos incólume lo que desde el principio ahí nos aguarda.

Traducir algo es hacerle perder parte de su viveza, desvirtuar su esencia, contaminarlo con la parte propia y, por tanto, modificar el sentido original. Es como se juego donde los niños se ponen en fila con los oídos tapados con sus manos y cada uno va transmitiendo el mensaje que recibe de su compañero anterior en la fila según va entendiendo. Al final el resultado es una frase completamente distinta de la que expresó el primero de ellos, por mucho sentido que pueda tener.

Así nos ocurre con el anhelo inexplicable que a todos alcanza en cierto momento: surge sin conceptos, ideas o interpretación alguna, se sabe de forma natural, pero, de inmediato, el mecanismo se pone en marcha a toda máquina para desvirtuar lo adaptándolo a lo que la experiencia del receptor sugiere. Intenta transformar en conocido aquello que es imposible de conocer, sino sólo Vivir, Ser.

Por eso, cuando sientas esa llamada, ese impulso, anhelo, o como prefieras denominarlo, no hagas nada, no juzgues, critiques, filtres o interpretes, sólo siéntate en silencio a escucharlo, a sentirlo, a permitir que se exprese en su plena desnudez, sin vestiduras más o menos hermosas, tal y como Es.

No sabes realmente lo que quieres, pero Ello sí.

MONEDA



Acababa de escoger una fruta de aspecto dulce y jugoso y me acerqué al mostrador a pagarla. Cuando di la moneda al vendedor, éste, mirándome extrañado, me dijo: "señor, no puedo aceptar esta moneda pues carece de valor, sólo tiene un lado".

Recorremos el camino de la vida buscando frutas apetecibles, jugosas, de rico y agradable sabor y lo hacemos con el monedero abierto para ir añadiéndole las monedas que más nos gustan, esas que, como la fruta elegida, tienen mejores aspecto y sabor.

Así, vamos acaparando alegría, bienestar, afecto, sonrisas, felicidad y dejando de lado tristeza, malestar, miedo, y demás aspectos vitales que amenazan con romper ese estado ideal, paradisíaco, que pretendemos encontrar.

Elegimos la cara y abandonamos la cruz, nos ofrecemos al sol del día y ocultamos de la oscuridad de la noche, abrazamos el calor y huimos del frío.

La Vida, y nosotros, que es donde se vive, no distingue entre dos extremos para desarrollarse, pues, viéndolo todo como una sola cosa, jamás se plantea la absurda idea de mejor o peor, de alto o bajo, de día o noche.

Ella sólo acepta la moneda completa, entera, con su cara y su cruz, pues sabe a ciencia cierta, que las dos perfectamente aleadas son las que le otorgan su completo valor y que, si faltase una sola de ellas, si eso fuese posible, se convertiría en un trozo de metal sin más que acabaría siendo arrojado a la basura.

Si tu jamás aceptarías una moneda con un solo lado por su ausencia de valor ¿por qué, entonces, te permites despreciar todo aquello que supone cruz, arropándote sólo en lo que parece cara?

¿A quién le parece todo así, quién decide adoptar esa elección? 

Desde luego mal consejero es mandándote a la compra sabiendo que no podrás pagarla.

Si quieres vivir plenamente acepta tanto tus caras como tus cruces, tus alegrías y tus tristezas pues ambas son TU y conforman tu entero Ser.

Las diferencias sólo lo son a ojos de ese consejero que te engaña en la compra y en todos los demás ámbitos de tu vida. Y ésta da el ejemplo constante de cómo todo se desarrolla y ES mediante la colaboración de los aparentes contrarios, que dejan de serlo cuando se unen para convertirse en lo que ya son: una sola y única perfección eternamente presente.

Macho y hembra unidos producen siempre una nueva manifestación, sea un ser de carne y huesos, sea una luz que alumbre tu oscuridad, sea un fuego que caliente el alimento que tú cuerpo pide y necesita.

Todo es Uno, o, mejor aún, es No Dos y enfrentarse a esta Verdad es luchar con la certeza de la derrota asegurada, es pretender apagar el sol con un soplido, coger la luna en el agua donde se refleja, es, en definitiva, abandonarte a TI para elegir otro.....

Quédate con el Oro en lugar de la joya, elige la cuerda y no la serpiente, el mar y no la ola.

Que no te importe ver la cruz: sólo con girar la moneda entre tus dedos disfrutarás de la cara.

Ese es el juego eterno de la Vida.

Si quieres jugarlo lanza la moneda al aire y compréndelo.


NAVEGAR

 


¿Soy totalmente valiente, pacífico, tengo felicidad completa, estoy libre de tensión?

Esta es la pregunta que Sri Ramakant hacía a quienes le consultaban sobre el conocimiento que supuestamente les había aportado su experiencia en la búsqueda y el cómo comprobar que un maestro o una doctrina eran realmente "efectivas" o se habían comprendido y aplicado correctamente.

Todos somos marineros de la vida y la navegamos saltando de barco en barco y de destino en destino. Y cuando una nave o un puerto al que arribamos no termina de proporcionarnos aquello que esperábamos conseguir, nos embarcamos en la siguiente travesía en la confianza de que esta vez sí lo podremos lograr.

Así podemos pasar vidas en el mar oteando el horizonte en pos de un sueño y, en cierto momento, arribando a un pequeño islote donde hallar algo de dulce agua y viandas que calmen el hambre que nos acuciaba durante toda la navegación.

Es entonces cuando hay que plantearse la pregunta del inicio: ¿Verdaderamente estoy libre de tensión y vivo pacíficamente conmigo y con el resto de grumetes que me acompañan en este viaje?

El cansancio y la desidia nos vuelven conformistas y desde ahí jamás veremos ni pisaremos el puerto ansiado.

El secreto está en el mar que surcamos y nos surca, en comprender su oleaje y sus mareas, en contemplar los vaivenes que produce como quien disfruta de una película maravillosa, con sus momentos de drama y comedia, de acción y reposo, pero sin jamás dejar de ser película proyectada por un instante en la eternidad de la Vida.

Navegar así permite ir adquiriendo la comprensión y constatación de que esas valentía, felicidad y calma que, libres de tensión alguna, veremos emerger, ya estaban con y en nosotros, pero que enfocado el catalejo del corazón en tierras lejanas y ajenas, en quimeras de supuestos paraísos donde todo nos esperaba, no habíamos podido ver.

Navega si quieres pero con la brújula de las preguntas claves que impulsen tus velas hacia el auténtico Norte de tu Ser.

Verás que jamás saliste de Puerto alguno ni abandonaste tu único y verdadero Hogar.

VERDAD SIN MÁS

 



La verdad deja de ser Una cuando se transforma en conceptos. Las opiniones son fáciles de verter sobre aquello que, sin conocerlo realmente, es difícil de identificar por los receptores de las mismas 

Por eso hay tantas supuestas razones, opiniones y comentarios que se quedan sólo en eso: simples esbozos intelectuales sobre aquello que, precisamente, se encuentra más allá de esa frontera de conceptos.

Cualquiera que no los tenga puede hablar sobre los hijos y, quien teniéndolos lo escuché, sonreirá dulce y compasivamente, pues hay cosas que solo pueden comprenderse cuando se sienten, experimentan y viven sin más.

Lo mismo ocurre con la Consciencia: todos hablamos sobre Ella y la etiquetamos de diferentes formas (Preset, Verdad, Unicidad, Ser...), sobretodo cuando, tras largo periplo visitando diferentes lugares llenos de supuesto conocimiento, hemos llenado la mochila de ideas filtradas por nuestros pensamientos y opiniones al respecto.

Pero... ¿Quién mejor para explicar lo que es ahogarse que aquél al que le ha faltado la respiración?

¿Cómo expresar en palabras lo que se sabe sin más?

Sólo pueden producirse pequeñas aproximaciones, indicaciones, más o menos acertadas, que intenten dar cuerpo y forma a lo que carece de ambos.

Así, siempre se dice a qué se parece la Cosa sin jamás expresar claramente lo que esa Cosa Es.

El respeto a Ello es fundamental, básico, el primer ingrediente de la receta del despertar. Y por eso mismo se habla cuidando que sea cada cual quien lo experimente, sienta, sea o viva sin jamás influir direccionando ese caminar.

Ahora bien, sí puede decirse aquello que fuera de toda duda está y que removerá los cimientos de forma sutil, pero firme y constante, como es el que verdaderamente Nadie despierte, se Ilumina, o Realiza algo.

Porque esta forma y este nombre que todos tenemos y poseemos ha terminado por poseernos a nosotros, usurpando, en un intento destinado al fracaso más estrepitoso, ser rey en lugar del Rey, califa en lugar del Califa, ausencia en lugar de Presencia.

Las complicaciones surgen de las opiniones y éstas del flujo constante de pensamientos que por ser frecuente no significa que sea verdadero.

Todo es tan sencillo que si no pensásemos sobre ello se vería con tal nitidez como jamás se ha vislumbrado siquiera la perla más limpia y translúcida que exista.

Regresar a Sí mismo es recordar, comprender ese recuerdo, darse cuenta que jamás se partió, como jamás viajó quien vio la película cómodamente sentado en su butaca, es simplemente asentir con un cierto "ajá, es esto...".

Todo está dicho ya y sólo queda escucharlo con oídos que no son de este mundo.

Qué la maravilla te sorprenda en el mejor y más inesperado momento.

Qué lo será.

Qué lo Es ya.



MARAVILLA

 


El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados. 

Albert Einstein


Porque la maravilla no entiende de juicios ni prejuicios, sino de amores y descansos, de amaneceres que a cada instante se producen en nuestro Ser, precedidos de las oscuridades que a cada paso salen a nuestro encuentro.

Somos como los soles más brillantes de este gran Universo donde todo gira y se mueve en perfecto orden con exacta precisión jamás alterada. Las estrellas parecen apagarse y volverse a encender pero solo es la percepción que desde el filtro de la distancia nos hace verlo así.

Oscurece y amanece y cada Aurora nueva es un despertar a la vida, un canto del Alma que sabe más allá de nosotros, de ese "nosotros" cargado de dolores y pesadumbres que sólo busca un poco de amor.

Buscar lo que se Es produce confusión y ésta, a su vez, frustración que abrasa emergiendo como fuego erupcionado por el más ardiente volcán.

No temas por ello puesto que el fuego está para quemar en sus entrañas lo que las tuyas guardan en secreto y devolverte las brasas de la sencillez humilde que todo lo comprende y nada le afecta más allá del instante, como niño que llora por su palita perdida y ríe al segundo por la maravilla de coger la arena con sus propias manos.

Se feliz en la sencillez de tu corazón, donde los enemigos ajenos, que son los propios revestidos del disfraz del otro, no pueden aguantar su calor.

En cada respiración hay un renacer.

En cada latido un nuevo amanecer.

Respira y late en total confianza de que todo, absolutamente todo, siempre está bien, perfecto para ti.

Nada puede ser de otro modo pues entonces lo sería.

SEMILLA

 


Bajo la cascara se encuentra, escondida tras capas de blanda o dura corteza, la Semilla. Protegida de las inclemencias y peligros que le acechan permanece en silencio reposando y permitiendo que el trabajo interior y sagrado se haga por sí solo. No necesita esfuerzo, confianza o intención alguna pues ni siquiera podría plantearse algo así.

¿Piensa el cielo como sostener las estrellas? 

¿Calculan los planetas qué ángulo tomar en sus órbitas eternas?

Todo ocurre sin principio ni final en un Silencio único indiferente al ruido exterior o a la música de las esfery que sólo escuchan quienes carecen de oídos.

La Semilla, antes, ahora y después, en diferentes formas, con igual esencia, siendo todo el potencial contenido en ella, se hundirá en la Tierra, cambiará, se modificará, crecerá según su Constitución natural, pero seguirá siendo siempre la misma semilla.

Tú no coges un coco y comienzas a masticar su dura cáscara sino que, con algún esfuerzo, intentas abrirlo y aprovechar el agua y la carne que en su interior guardaba para ti.

Indiferente a que llegases y lo abrieses, él ya contenía todo en Santa espera para ti, por ti, siguiendo los dictados sin palabra ni sonido que le hacían saber que, al margen de la corteza que le otorga su aspecto exterior, infinitamente variado, su sueño real se guardaba bien adentro.

Si Cielo, planetas y hasta un humilde coco actúan así, sin actuar en absoluto, ¿Crees que tú puedes ser diferente?

Eres pura Semilla recubierta de diferentes cortezas, las cuales acabarán por romperse y abrirse para mostrar su tesoro: la Realidad, la Gracia, la Verdad de lo que jamás puede ser ocultado para siempre por más duro que sea el envoltorio y que, sin prisa alguna, espera pacientemente a ser redescubierta, reconocida, recordada, comprendida.

¿Quieres ver el Fruto?

Húndete en el interior de tu Tierra y visítalo.


¿ALGUIEN?

 

 

Todos queremos ser algo, alguien, en la vida, por nosotros o para aquellos que se encuentran a nuestro cargo y a los que deseamos dejarles un futuro mejor. Ese anhelo es un impulso único, natural, constante, que nos mueve como si de una obligación ineludible se tratase. 

Y a todos también, en algún momento, más tarde o temprano, es igual, ese impulso se vuelve trascendente y nos hace plantearnos la futilidad de la vida hecha de ilusión con fecha de caducidad y, en algunos casos, comenzar a dudar y plantearse que, quizás, hay un algo más que de nos está escapando.

Y comenzamos a buscar con ímpetu renovado, con las ganas que solo la inocencia de un pequeñuelos puede tener.... y lo hacemos durante años o puede que casi toda una vida donde hay momentos en que todo parece cobrar sentido y experiencias enriquecedoras o simplemente impactantes sirven de combustible para seguir buscando y no abandonar: son las migajas que el mismo que cree buscar se da a sí para mantenerse en ella.

El Yo que aparentemente somos tiene siempre miedo a desaparecer en esa aventura porque sabe que nada hay que buscar, nada hay que hacer, ni nadie hay que lo haga.

Es por ello que nos mantiene en una búsqueda constante, tan falsa como la promesa de que cierto día algo nos ocurrirá y despertará de nuestro sueño.

Es gracioso creer que aquello que produce el sueño quiera despertar al durmiente que lo sueña sometido como está a su yugo y mandato eternos.

Pero lo que también sabe es su naturaleza ilusoria y que, en esa búsqueda, habrá momentos en que el Ser que está más allá del buscador tendrá destellos de Si, de su auténtica y verdadera Naturaleza, de lo que realmente Es y, sobre todo, y ante ésto se aterroriza aún más, de lo que NO es.

Es por eso que cuando se siente y experimenta nuestra verdadera naturaleza, hay un regusto que ya jamás se irá, un algo que decantará el buen vino separándolo de los posos que lo contaminan y que si permite que se beba un sólo sorbo más, él, el yo, desaparecerá como hacen las nubes a merced del viento sin posibilidad de resistir su fuerza implacable.

Y, sabiéndolo, intenta siempre distraernos de diversas formas adaptadas a cada cual, aunque con elementos comunes, siendo algunas de ellas el exponer y defender argumentos vanos, el sentirse atacados, el quien se ha creído que es, el soy mejor que tú, y así una lista infinita que, como buen y experimentado manipulador, tiene redactada desde que tuvo consciencia de sí.

Falso: aquello que está sujeto al cambio jamás podrá ser real y, por tanto, desaparecerá sin más cuando la percepción de Ello y su correcta comprensión ocurran, que lo harán.

Ningún esfuerzo se necesita para darse cuenta de Ello, como tampoco hace falta esforzarse en saber que existes, que eres, que "estás" sin más.

Busca ese sentir y cuando aparezca vuelve a él cada vez que puedas sin prisa, sin pausa, como el aire que sostiene este cuerpo en su flujo constante hace cada instante.

La dificultad es solo una creencia y, como tal, lista para ser cuestionada y reflejada en el espejo de la Verdad.

¿DOS?

 


Los demás vienen a buscar lo que tú no quieres y lo que tú quieres, no lo vienen a buscar los demás.

Sri Shidarmeswar


Querer, desear, anhelar son conceptos que forman parte de nuestra vida, de ésta que hemos decidido adoptar, creer y seguir todo el tiempo sin cuestionar jamás su autenticidad.

Querer, desear, anhelar, son sinónimos de sufrir, apenar y doler, pues partiendo de la estación de la esperanza acaban siempre llegando al destino de la desilusión.

Cada cosa, concepto o idea que formulemos lleva consigo su contrario, cada cara de la moneda tiene su cruz porque todo aquí se sostiene precisamente en esa dualidad de experiencias como ladrillo y cemento sostienen, forman y constituyen el edificio de la realidad que decidimos habitar.

¿Realidad? 

Esta Ilusión se basa en la percepción y proyección que desde el flujo mental hacemos sobre lo único existente, como el óleo sobre el lienzo o la tinta sobre el papel. Y, como esos dos ejemplos, es precisamente una ilusión porque el papel empapado en agua se librará de la tinta y el lienzo del óleo, como si jamás hubiese habido imprimación alguna en su límpida superficie.

¿Quién quiere, desea y anhela? Esa es la cuestión. Lo hace quien cree que le falta algo, que vive en la carencia constante con el anhelo de encontrar en un momento dado aquello que todo lo resolverá. 

Busca, indaga, encuentra, pero sin moverte ni un milímetro de TI, sin viajar, pedir y rogar a ningún maestro (cosa que cualquiera que se precie de recibir ese nombre jamás permitirá) salvo a TI.

Abandona pues la dualidad y luego, cuando comprendas, deja de lado también la No Dualidad, pues, en caso contrario, habrás traspasado una puerta que te permitirá una felicidad enorme comparada con la situación anterior a ella, pero que seguirá siendo ilusoria.

El tren se desliza sobre dos raíles que solo ve como uno, hechos del mismo material.

Las olas hacen lo propio sobre el mar.

Y Tu, que eres tren, ola, mar, rail, y nada de eso a la vez, te deslizas sobre tu Ser sin que nada te sea ajeno ni propio, pues sencillamente Eres, sin más, sin conceptos, ideas o creencias absolutamente innecesarias para Ser.

Lo que tú quieres ya lo eres.

Permanece tranquilamente y deja de buscar.


SILENCIO

 


¿Quién quiere vivir el Silencio? 

¿Quién sumergirse en su ancho y calmo Mar?

¡Yo! dirás con ímpetu arrollador. Y al preguntarte cómo lo harás, comenzará, tras la perplejidad inicial, el desfile de ideas que, a ese respecto, surgirá atropelladamente en ti.

Y no sabrás responder, salvo, si acaso, un balbuceo infantil e inútil que jamás se traducirá en palabras comprensibles. Porque no sabes cómo zambullirte en un mar del que desconoces e ignoras su composición, forma, extensión y color, conceptos todos ellos que, ante ese término, "mar", habrán surgido por comparación con el que familiarmente te resulta conocido, compuesto de agua salada y olas de diferente tamaño, forma y espesor.

Y verás que algo te dirá que no es ese el mar de la pregunta inicial sino otro que responde a tus necesidades más secretas, a los deseos que arrastras toda tu vida y que jamás pudiste cumplir, a los anhelos de un descanso y una Paz que intuyes te espera en algún sitio que, por más que lo buscaste, jamás pudiste encontrar.

El Silencio es un Mar sin olas ni temporales, sin calma o alteración, un lugar imperturbable donde todo tiene cabida sin excepción, no porque contenga algo distinto a sí mismo sino porque es pura y bendita Agua que libremente adopta cualquier forma para luego abandonarla disolviéndose en su matriz primera, como el Vacío que todo lo contiene y, por tanto, Es.

El Silencio del que hablamos es independiente y distinto del ruido exterior, pues ocurre y se desarrolla completamente ajeno a las tormentas que parecen circundarle y amenazan con acallar su Voz, que la tiene, aunque nuestros oídos sean incapaces de escucharla o nuestros ojos de verla 

Este bendito y único Silencio ES en la intimidad de la cueva donde la manifestación no puede entrar y se asienta en su profundidad más interna esperando la visita de quien harto ya de balancearse de un extremo a otro a lomos del péndulo del reloj de la vida de emociones y pensamientos desbordantes, quiere cambiar el enojoso y molesto ruido de sus campanadas constantes por la tranquilidad de un "tic tac" suave que marca el ritmo vital, esencial, que ese otro ajetreo parecía haber hecho desaparecer.

No busques ese Silencio en lugares lejanos, ni mediante complejas fórmulas que, cuanto más enrevesadas sean, más te alejarán de El.

Invierte tu búsqueda o, mejor aún, abandónala y, sentándote en el suelo de tu Ser, simplemente permítete escucharlo resonar en Ti.

El espléndido Sonido del Silencio es la más hermosa melodía que jamás escucharás.

Cierra ojos y oídos y déjate mecer por Ella. 

TESTIGO Y SUEÑO

 


Todo esto es solo un pobre sueño que cada cual sueña a su modo y forma, con su parte de sueño que aporta al único gran sueño comun.

Es pobre a pesar de su aparente riqueza cromática, la cantidad de detalles, formas, nombres e ideas, comparado con la grandeza única en y eterna de la Realidad.

Soñar es lícito, despertar lo es aún más. Saber que nadie hay que suele y, por tanto, menos que oi da despertar es la puerta que da acceso al Palacio donde no hay dos.

Autoindagar sobre ello es la clave porque ahí encontrarás que existe un observador que presencia y asiste a la representación que esto, cuerpo, mente e intelecto desarrollan de forma admirable. Verlo es ya un algo que conmueve todos los cimientos de lo que hasta ese momento pensabas ser.

Pero la Consciencia es otra cosa, es un algo más sin ser más ni tampoco menos, pues se encuentra más allá de conceptos que viven de la comparación, la diferencia y la lucha de contrarios.

Así, el testigo primero que contempla el espectáculo es a su vez visto y así la sorpresa primera aumenta y puede hacerlo aún más cuando encuentre que hay otro contemplador y otro más en un suerte de muñecas rusas que se extienden hasts el infinito.

Porque cualquier testigo que así descubras en ti estará contaminado en mayor o menor parte de ego, intelecto, mente y cuerpo, porque será desde ahí donde querrás comprender y entender toda la Obra. Y eso es imposible porque ¿Cómo lo que está más allá de nombre y forma puede ser comprendido, visto, contemplado desee aquello que existe basado en su nombre y la forma adoptada?

La Presencia es otra cosa, imposible de captar con el intelecto, es una sensación un Estar Presente donde la ausencia de pensamientos y juicios preside todo sin más porque precisamente ES Todo sin más.

Entiende por favor esto correctamente y luego échalo a un lado, despréndete de esa comprensión como quien tira la cascara de un fruto para degustar la semilla.

Comprende que el Oro se manifiesta en innumerables joyas de formas infinitamente variadas, que el cielo es el mismo aquí o en cualquier lugar ajeno al paisaje bajo él, que el espacio permanece indiferente a lo que pretende ocuparlo o que el mar es mar sean cuales sean sus olas.

Oro, Cielo, Espacio y Mar son una sola cosa, ejemplos vivos de la Realidad, existienfo sin conciencia, pensamientos o ideas preconcebidas o aprendidas sobre cómo ser.

Sueña si quieres, pero se consciente del sueño y de su inexistencia y luego, abandonalo.

Nadie puede dejar de ser lo que es oor mucho que se quiera convencer de ello.

El único argumento, si quieres tener uno, para tu obra eres TU.

FINGIR

 


Hay mucho interés en fingir pero prácticamente ninguno en rascar a ver qué se oculta tras esa cortina de pensamientos y juicios que llamamos "de valor" pero que en realidad carecen por completo de él.

La Verdad está aquí siempre, presta a ser reconocida, que no conocida, pues ya la sabes, la tienes, la posees, la eres.

Quien quiere ir más allá al otro mundo e pos de algun descubrimiento que le proporcione riquezas de felicidad y tesoros de paz solo encontrará zozobra y ahogo puesto que el barco que utilizará para atravesar ese ancho mar es el mismo que le da cobijo a su ser, ese cuerpo que sirve de habitáculo para el mar pero que es incapaz de contenerlo en cuanto exploras sus camarotes y tiras sus adornos por la borda

Las velas del cuerpo son las de la ilusión, la que ve monstruos y gigantes donde sólo hay molinos que se mueven al compás del viento del espíritu, que permite sea molido el trigo de la ilusión para dar el fruto de la harina, inmaculadamente blanca, sin mancha, con que hacer el pan de la Realidad.

Nada hay que tú no puedas lograr si percibes la verdad más allá del cuerpo que jamás has sido ni serás.

Tras todo ese artificio, y a través suyo, estás Tú, sin más, como tras el arcoiris solo está el puro cielo.

Deja la complicación y abraza la sencillez.

La olla de oro no se encuentra al final de un arcoiris al que jamás llegarás, sino que la verás traspasando su cortina ficticia.

Da gusto ver llover y apreciar el Ser presidiéndolo todo

DIALOGO


 

Pregunta: ¿Qué hago aquí abajo, en este mundo tan locamente sufriente donde todo es tan complicado?

 Respuesta: Haces lo que todos, ni mas ni menos, surcarlo como ola de un inmenso mar. La complicación aparece recubierta de pensamientos que cuando se escrutan no tienen ni el más mínimo viso de realidad.

¿A quien le resulta difícil o complicado? preguntas, y respondes “a mi”. Pero en realidad es ese mismo fluir de pensamientos el que te plantea la pregunta y elabora la respuesta. Sólo hay que mantener esa observación sobre ellos una y otra vez, sin más, para darse cuenta. Así de sencillamente difícil.

Podemos razonar y conversar sobre una situación determinada y su aparente dificultad y, al final de la misma, si lo dicho suena convincente a esa mente elaboradora de ilusiones, le dará “la razón” y lo aceptaremos. Pero siempre, en todo momento y ocasión, se tratará sólo de un trámite intermedio para llegar a idéntica conclusión: “no era tan terrible como parecía al principio”. Ahora bien, ¿necesitamos ese trámite intermedio, esa burocracia mental? ¡¡En absoluto!!

 Si quieres realizar un viaje a un lugar de tu interés y sabes que puedes ir de forma directa en tren desde el origen al destino ¿para qué vas a primero coger un autobús hasta un sitio a mitad de camino para luego allí subirte a una bicicleta que te lleve hasta otro tramo mas adelante y finalmente coger un tren distinto hasta el destino final conducido no se sabe bien por quién?

 Pregunta: Madre mía, No se quién soy en realidad.

 Respuesta: ¡¡Exacto!! Lo acabas de ver con totales claridad y rotundidad, sin intermediarios innecesarios que ensucien el paisaje. No sabes quién eres porque no eres lo que crees ser, lo que te recitan como un mantra esos pensamientos día tras día, hora tras hora, segundo a segundo. Y lo mas interesante es que esa insistencia en ese recitar se incrementa cuando ven que se ha abierto una ventanita por donde comienza a entrar la luz. Así que en realidad son buenísimas noticias.

 Si ahora mismo en sólo un minuto de nada pudieses cerrar los ojos y observar esos pensamientos, como desde atrás, sin esfuerzo, justificación o crítica alguna, sólo mirarlos de forma imparcial y objetiva con total calma y tranquilidad, sin dejarte arrastrar por ellos, comprobarías la irrealidad de los mismos, el alejamiento de lo que realmente Eres que propugnan y aparenta ocurrir y que sin su intervención nada es complicado.

La Vida siempre borra de la pizarra única y común a todo y todos aquello que no se necesita, y lo hace independientemente de que a ti te guste la frase que con tiza de sufrimiento escribiste cierto día en ella.

Pero, al mismo tiempo, cada uno debe borrar asimismo de la propia pizarra todo aquello que, aunque lleve escrito siglos, no sirve ya de nada.

 La espuma mas alta de la mas alta ola, al otear el horizonte, se creerá que es única y diferente al resto y habrá olvidado de dónde emana y dónde está. Pero eso al mar no le importa, sigue en su infinitud contemplándolo todo sin nada ni nadie que le diga lo que  debe hacer pues conoce perfectamente que las olas son su expresión infinita y constante pero sin que El se limite y encapsule en una sola de ellas de forma diferenciada. Suben bajan, se evaporan, cambiando de estado en una danza eterna pero, en todas esas transiciones, siguen siendo mar.

La felicidad está a menos de un milímetro de cada uno de nosotros.

¿Para qué salir a buscarla fuera?