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NO ERES EL CUERPO


Todos nos miramos alguna vez en un espejo y vemos el cuerpo y decimos "soy yo" pero es solo un reflejo, un espejismo de lo que verdaderamente ocurre y es. La Presencia en cierto momento decidió percibirse a sí misma y entro en un cuerpo, como si el Buen Vino se vertiese en una jarra o el Oro decidiese bajo la batuta del orfebre adoptar la forma de la mas hermosa joya. 


En todos esos casos el habitáculo es sólo un disfraz, un ropaje que recibe y acoge lo Verdadero.

La Consciencia entró en el cuerpo y comenzó a percibir y también a comenzar a percibirse, a recuperarse, a volver a ser consciente de Sí.

Y le "hace falta" el cuerpo porque no entiende de nombres, etiquetas o atributos sino que, desde lo indiferenciado, está más allá de cualquier definición o estanqueidad que pueda siquiera acercarse a intentar limitarlo.

Nadie puede ponerle barreras al sol so pena de arder en el intento.

El cuerpo actúa siguiendo las directrices que la Vida le proporciona en cada momento y, si tienes el valor suficiente para sentarte a indagar todo ésto, comprobarás sin remedio alguno la Verdad que reside ahí, aquí, tras la dureza y aparente solidez de este envase que habitas. Otra cosa es lo que luego decidas hacer con lo que encuentres y veas....

De todas formas todo está destinado a regresar a la Consciencia, como la ola al mar, o el vacío de un vaso al Vacío donde todo ocurre, se manifiesta y Es.

La cuerda no deja jamás de ser cuerda aunque te empeñes en transformarla en serpiente.

Comparar el azúcar artificial y artificioso con el dulce néctar de la miel es como si la abeja prefiriese chupar el tapón de una botella de bebida azucarada a libar una flor.

Veamos entonces si quizás seamos la mente...

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